Bitácora de lectura:
Haddon, M. (2004) El
curioso incidente del perro a medianoche. España: Ediciones Salamandra.
“El curioso incidente del perro a
medianoche” de Mark Haddon, es un libro de carácter realista cuya
particularidad recae en el narrador protagonista, Christopher Boone, un adolescente
de 15 años con trastorno de Asperger, que tras encontrar muerto al perro de su
vecina y ser culpado injustamente por ella, decide dilucidar quién fue el
asesino, al más puro estilo de Sherlock Holmes, y escribir un libro para
contarlo.
En el trascurso del libro, el relato
cambia totalmente de rumbo, por lo que es un libro lleno de sorpresas y
particularidades. Comienza, a primera vista, siendo una narración sobre el asesinato de un perro, no obstante, a
lo largo del libro, la muerte del perro adquiere un carácter más bien
secundario, pues lo que realmente importa no es el asesinato de la mascota de
su vecina, sino todo lo que suscita el descubrimiento del verdadero asesino.
A causa de lo anterior, la narración termina siendo una
emocionante historia sobre la vida de Christopher Boone, lleno de sorpresas, que,
sin duda alguna, nos ayuda a entender lo que pasa por la mente de un
adolescente que mira la vida desde una perspectiva muy diferente, puesto que
por una instante leemos el mundo de un joven con trastorno de Asperger, nos
involucramos con su historia y sentimos lo que él siente.
“El curioso incidente del perro a medianoche”,
es un paso a la inclusión desde dos perspectivas: la primera, desde la
perspectiva de la inserción de libros con diversidad temática, como alternativa
a los libros clásicos o canónicos; y, la segunda, desde la perspectiva de la
inclusión, propiamente tal, de personas que presentan alguna discapacidad, ya
que como plantea el protagonista del libro todos tenemos capacidades diferentes
o necesidades especiales, por lo que referirse en esos términos no sería apropiado,
desde su punto de vista, lo cual comparto.
Dentro de la primera perspectiva, surge
una de las características más llamativas de esta obra literaria, como lo es la
ausencia de personajes y situaciones estereotipados, propias de esos conjuntos
de libros, tras la inclusión de nuevas temáticas que ponen de relieve aspectos
que durante mucho tiempo habían sido marginados de la literatura, ampliando el
espectro de lo literario y proporcionando una experiencia diferente ante el
hecho literario.
Como ya mencioné con anterioridad, lo novedoso recae en el
personaje protagonista, Christopher, quien proporciona un vuelco en la
literatura ya que integra esta nueva visión, que Manuel Peña en su artículo
“Corrientes actuales de la literatura infantil” da a conocer ampliamente, pues
planteada la necesidad de que en un mundo que ha cambiado y cambiará se
integren nuevos temas a la literatura que den cuenta de las realidades de la
sociedad actual, en que los niños y adolescentes puedan identificarse más allá
de personajes estereotipados y ya manoseados, que no representa las diferencias
existentes entre las personas que habitan este amplio mundo.
Por esta razón, creo que el libro merece una lectura,
debido a que rompe con los esquemas prestablecidos en la literatura canónica, en
torno a los protagonistas de los libros, que por lo general, son adultos,
hombres, valientes y heroícos. Poniendo en la palestra a un joven con alma de
niño, inocente, puro, amante de las matemáticas y la física, que sueña con ser
astronauta, muy esquematizado, que odia los colores café y amarillo, el
contacto físico y no le gusta sociabilizar, y su mejor compañía es una rata.
De esta manera, se incluyen la discapacidad dentro de la
literatura, y junto con eso, cambia el concepto de familia tradicional
implantado en la literatura, de papá, mamá, hijos, y apuesta por una familia
que muchos denominarían “disfuncional”, puesto que Christopher vive solamente
con su padre por circunstancias que, al leer el libro, resultan muy
reveladoras.
La segunda perspectiva, ligada estrechamente a esta nueva
temática que busca abordar la literatura infantil y juvenil es el desarrollo de
una consciencia inclusiva por parte de quienes conformamos la sociedad, ya que
muchas veces las personas se limitan a observar con extrañeza las conductas de
quienes presentan estos trastornos del espectro autista y los juzga por su manera de proceder, porque nunca han
convivido con personas que poseen esta discapacidad y por lo tanto, desconocen
sus y características, juzgándolos, burlándose, rechazándolos, antes de
comprenderlos y ponerse en su lugar.
Leer este libro,
es una buena instancia para entender qué es lo que pasa por la mente de las
personas quienes padecen este trastorno, y al entenderlos, podemos comprender su
manera de actuar, y nos enseñará cómo tratar de mejor manera con aquellas
personas que presentan dificultades para llevar a cabo relaciones sociales pues, muchas veces actuamos de manera invasiva
lo que provoca un rechazo inmediato en aquellas personas que no presentan las
mismas habilidades para relacionarse socialmente, pero sí otras en las que
destacan.
Se trata, en palabras de Michéle Petit, de “Leer el
mundo”, compartir experiencias y ponerse por un instante en el lugar del otro.
A lo que a mí respecta, el libro me proporcionó una experiencia realmente
enriquecedora porque tuve la oportunidad de conocer lo que piensan y cómo
piensan las personas con trastorno de Aspergerm mediante el sorprendente relato
de Christopher Boone.
En un mundo en que las diferencias son consideradas como
algo negativo, el libro refleja que el mundo no sabe tratar con niños/jóvenes
con trastorno Asperger. La sociedad individualista juzga, antes de comprender a
las personas, ya que no nos hemos puesto en el lugar de aquel individuo que
padece este trastorno, por lo que no
entendemos la manera que ellos tienen de concebir el mundo, y la reprochamos.
Lo anterior se evidencia a lo largo del libro, en el que
el personaje principal tiene que experimentar una transformación, para poder adaptarse
a una sociedad que no reconoce la diferencia. Christopher, pasa de ser un joven
encerrado en su burbuja, lleno de miedos y precauciones, a ser un joven que
rompe esta burbuja, enfrenta sus mayores temores y sale al mundo que, con toda
razón, le parece aterrador.
La necesidad de integrar este tipo de libros, que a su
vez, incluyan los nuevos temas, se hace cada vez más imperante. Si queremos
dejar de lado la enseñanza de la literatura y posicionar la educación literaria en Chile, no podemos limitarnos a
designar lecturas a los estudiantes, a partir de la lista que proponen los
Programas de Estudio, hay que hacer un trabajo arduo que implique conocer las
características, motivaciones e intereses de los estudiantes, ampliar la gama
de lecturas, otorgarle un papel activo al estudiante y, por sobre todo,
conversar sobre lo que leemos.
Suena insistente, y, pese a que no es la finalidad de la
lectura moralizar o enseñar, sino más bien disfrutar, abrir espacios para
reflexionar sobre lo que leemos y conocer estos nuevos mundos, no será
excluyente al goce estético, sino complementario a este, porque a medida que
entendemos lo que leemos y compartimos nuestras experiencias, podremos
disfrutar del placer de la lectura.
Estas dos perspectivas de la inclusión que expongo a raíz
de la lectura de “El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon,
son perspectivas que poco a poco se han ido posicionando en la actualidad. Más
allá del ámbito educativo, en el ámbito social queda mucho por hacer en el
ámbito de la inclusión.
Es necesario romper los estigmas, a veces bien fundados,
de que somos una sociedad individualista. Hay que darse el tiempo de “leer” al
otro, de conocerlo, de compartir, más allá de reprochar, ya que en miras de
hacer de este mundo uno mejor, es fundamental tener un concepto de comunidad,
unión, fraternidad.