miércoles, 28 de diciembre de 2016

Bitácora de lectura:
Haddon, M. (2004) El curioso incidente del perro a medianoche. España: Ediciones Salamandra.

            “El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon, es un libro de carácter realista cuya particularidad recae en el narrador protagonista, Christopher Boone, un adolescente de 15 años con trastorno de Asperger, que tras encontrar muerto al perro de su vecina y ser culpado injustamente por ella, decide dilucidar quién fue el asesino, al más puro estilo de Sherlock Holmes, y escribir un libro para contarlo.
            En el trascurso del libro, el relato cambia totalmente de rumbo, por lo que es un libro lleno de sorpresas y particularidades. Comienza, a primera vista, siendo una narración  sobre el asesinato de un perro, no obstante, a lo largo del libro, la muerte del perro adquiere un carácter más bien secundario, pues lo que realmente importa no es el asesinato de la mascota de su vecina, sino todo lo que suscita el descubrimiento del verdadero asesino.
A causa de lo anterior, la narración termina siendo una emocionante historia sobre la vida de Christopher Boone, lleno de sorpresas, que, sin duda alguna, nos ayuda a entender lo que pasa por la mente de un adolescente que mira la vida desde una perspectiva muy diferente, puesto que por una instante leemos el mundo de un joven con trastorno de Asperger, nos involucramos con su historia y sentimos lo que él siente.
             “El curioso incidente del perro a medianoche”, es un paso a la inclusión desde dos perspectivas: la primera, desde la perspectiva de la inserción de libros con diversidad temática, como alternativa a los libros clásicos o canónicos; y, la segunda, desde la perspectiva de la inclusión, propiamente tal, de personas que presentan alguna discapacidad, ya que como plantea el protagonista del libro todos tenemos capacidades diferentes o necesidades especiales, por lo que referirse en esos términos no sería apropiado, desde su punto de vista, lo cual comparto.
            Dentro de la primera perspectiva, surge una de las características más llamativas de esta obra literaria, como lo es la ausencia de personajes y situaciones estereotipados, propias de esos conjuntos de libros, tras la inclusión de nuevas temáticas que ponen de relieve aspectos que durante mucho tiempo habían sido marginados de la literatura, ampliando el espectro de lo literario y proporcionando una experiencia diferente ante el hecho literario.
Como ya mencioné con anterioridad, lo novedoso recae en el personaje protagonista, Christopher, quien proporciona un vuelco en la literatura ya que integra esta nueva visión, que Manuel Peña en su artículo “Corrientes actuales de la literatura infantil” da a conocer ampliamente, pues planteada la necesidad de que en un mundo que ha cambiado y cambiará se integren nuevos temas a la literatura que den cuenta de las realidades de la sociedad actual, en que los niños y adolescentes puedan identificarse más allá de personajes estereotipados y ya manoseados, que no representa las diferencias existentes entre las personas que habitan este amplio mundo.
Por esta razón, creo que el libro merece una lectura, debido a que rompe con los esquemas prestablecidos en la literatura canónica, en torno a los protagonistas de los libros, que por lo general, son adultos, hombres, valientes y heroícos. Poniendo en la palestra a un joven con alma de niño, inocente, puro, amante de las matemáticas y la física, que sueña con ser astronauta, muy esquematizado, que odia los colores café y amarillo, el contacto físico y no le gusta sociabilizar, y su mejor compañía es una rata.
De esta manera, se incluyen la discapacidad dentro de la literatura, y junto con eso, cambia el concepto de familia tradicional implantado en la literatura, de papá, mamá, hijos, y apuesta por una familia que muchos denominarían “disfuncional”, puesto que Christopher vive solamente con su padre por circunstancias que, al leer el libro, resultan muy reveladoras.
La segunda perspectiva, ligada estrechamente a esta nueva temática que busca abordar la literatura infantil y juvenil es el desarrollo de una consciencia inclusiva por parte de quienes conformamos la sociedad, ya que muchas veces las personas se limitan a observar con extrañeza las conductas de quienes presentan estos trastornos del espectro autista y los juzga por  su manera de proceder, porque nunca han convivido con personas que poseen esta discapacidad y por lo tanto, desconocen sus y características, juzgándolos, burlándose, rechazándolos, antes de comprenderlos y ponerse en su lugar.
 Leer este libro, es una buena instancia para entender qué es lo que pasa por la mente de las personas quienes padecen este trastorno, y al entenderlos, podemos comprender su manera de actuar, y nos enseñará cómo tratar de mejor manera con aquellas personas que presentan dificultades para llevar a cabo relaciones sociales  pues, muchas veces actuamos de manera invasiva lo que provoca un rechazo inmediato en aquellas personas que no presentan las mismas habilidades para relacionarse socialmente, pero sí otras en las que destacan.
Se trata, en palabras de Michéle Petit, de “Leer el mundo”, compartir experiencias y ponerse por un instante en el lugar del otro. A lo que a mí respecta, el libro me proporcionó una experiencia realmente enriquecedora porque tuve la oportunidad de conocer lo que piensan y cómo piensan las personas con trastorno de Aspergerm mediante el sorprendente relato de Christopher Boone.
En un mundo en que las diferencias son consideradas como algo negativo, el libro refleja que el mundo no sabe tratar con niños/jóvenes con trastorno Asperger. La sociedad individualista juzga, antes de comprender a las personas, ya que no nos hemos puesto en el lugar de aquel individuo que padece este trastorno,  por lo que no entendemos la manera que ellos tienen de concebir el mundo, y la reprochamos.
Lo anterior se evidencia a lo largo del libro, en el que el personaje principal tiene que experimentar una transformación, para poder adaptarse a una sociedad que no reconoce la diferencia. Christopher, pasa de ser un joven encerrado en su burbuja, lleno de miedos y precauciones, a ser un joven que rompe esta burbuja, enfrenta sus mayores temores y sale al mundo que, con toda razón, le parece aterrador.
La necesidad de integrar este tipo de libros, que a su vez, incluyan los nuevos temas, se hace cada vez más imperante. Si queremos dejar de lado la enseñanza de la literatura y posicionar la educación  literaria en Chile, no podemos limitarnos a designar lecturas a los estudiantes, a partir de la lista que proponen los Programas de Estudio, hay que hacer un trabajo arduo que implique conocer las características, motivaciones e intereses de los estudiantes, ampliar la gama de lecturas, otorgarle un papel activo al estudiante y, por sobre todo, conversar sobre lo que leemos.
Suena insistente, y, pese a que no es la finalidad de la lectura moralizar o enseñar, sino más bien disfrutar, abrir espacios para reflexionar sobre lo que leemos y conocer estos nuevos mundos, no será excluyente al goce estético, sino complementario a este, porque a medida que entendemos lo que leemos y compartimos nuestras experiencias, podremos disfrutar del placer de la lectura.
Estas dos perspectivas de la inclusión que expongo a raíz de la lectura de “El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon, son perspectivas que poco a poco se han ido posicionando en la actualidad. Más allá del ámbito educativo, en el ámbito social queda mucho por hacer en el ámbito de la inclusión.
Es necesario romper los estigmas, a veces bien fundados, de que somos una sociedad individualista. Hay que darse el tiempo de “leer” al otro, de conocerlo, de compartir, más allá de reprochar, ya que en miras de hacer de este mundo uno mejor, es fundamental tener un concepto de comunidad, unión, fraternidad.





            

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